La fuerza femenina en el cultivo del cacao: Resiliencia y emprendimiento en los llanos orientales
Un llamado a la mujer cacaotera para que apoye con su esfuerzo el cultivo de dicho producto en la región de los llanos orientales, hizo la reciente ganadora del concurso mundial del “cacao de oro a la excelencia”, Enith Sanabria Páez, quien nació y vive en Guamal, Meta.
Doña Enith cuenta que su padre fue uno de los primeros cacaoteros del municipio, pero por cosas de la vida perdió todo lo que tenía y ella tuvo que abandonar el pueblo a los nueve años. “Me hice profesional y me casé con una persona vinculada al cuento del cacao y por eso regresé a este mundo, sin querer queriendo, como si la tierra y mi padre me hubieran vuelto a llamar aquí a Guamal con los cacaoteros”, recuerda.
Sobre su experiencia particular, dice que la mujer en el cacao es el toque femenino, es aquella que está en el día a día, no solo criando animalitos, sino que guarda su espacio para también tener emprendimientos, ayudando con las necesidades básicas de los hogares, al estudio de los hijos y colaborando con los esposos en las labores del cacao, además de otras actividades que dependen del cultivo. Reconoce que las alianzas con entidades gubernamentales y ONG\’s les han permitido a sus asociaciones mixtas empoderarse en el tema de la equidad de género.
Doña Enith envía un mensaje a las mujeres cacaoteras: “Seamos resilientes, guerreras, y que a pesar de que tengamos en el día a día nuestros contratiempos, las cosas de nuestros esposos, de nuestros hogares, démonos nuestro lugar y convirtámonos en las promotoras para sacar todo adelante, especialmente nuestros emprendimientos. Las mujeres nos caemos, nos limpiamos las rodillas, nos paramos y echamos pa\’lante, porque pa\’lante es pa\’ allá”.
La resiliencia de Mónica y Diana: el corazón de TORINCO
Así como Enith, Mónica y Diana, las fundadoras de TORINCO, representan el espíritu de resiliencia que caracteriza a las mujeres cacaoteras de la región. Mónica, diagnosticada con cáncer de colon justo antes de la pandemia, decidió transformar un momento de adversidad en una oportunidad para cambiar su vida. Durante su tratamiento y aislamiento, se comprometió a adoptar hábitos alimenticios conscientes que fortalecerán su organismo y le permitirán superar los desafíos de salud. A partir de esa experiencia, nació la visión de crear un proyecto que no solo promoviera la alimentación saludable, sino que también apoyara a las comunidades productoras del Piedemonte Llanero y la Orinoquía.
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Junto a Diana, su socia y amiga, Mónica convirtió la finca El Copal, ubicada en el municipio de Restrepo, Meta, en un ejemplo de sostenibilidad. TORINCO impulsa la producción de cacao de manera responsable, respetando la biodiversidad local y promoviendo un modelo agrícola circular. El cacao se cultiva junto con otros productos como el plátano y los cítricos, integrando la agricultura regenerativa en cada paso del proceso. Este enfoque innovador refleja la determinación de Mónica y Diana de no solo producir alimentos saludables, sino también de fomentar el desarrollo socioeconómico de las mujeres y familias que dependen del cultivo del cacao en la región.
El mensaje de Mónica y Diana es claro: “La sostenibilidad no solo se trata de cuidar la tierra, sino también de empoderar a las mujeres para que sean líderes en sus comunidades. Creemos que a través del cacao podemos crear un futuro más equitativo y saludable para todos. TORINCO es Orinoquía”.